En el momento de comenzar a realizar nuestras inversiones, es crucial establecer el tipo de inversor que vamos a ser. Esto se puede establecer, principalmente, por la aversión al riesgo de la que dispongamos. Si no definimos desde el principio cuál es nuestro perfil, podemos sufrir graves consecuencias en nuestras finanzas.
Para empezar, debemos tener claro qué es exactamente un perfil de inversor. Se trata de determinar en qué estrategias e inversiones nos vamos a mover mejor. Por ejemplo, un inversor con un perfil conservador, va a optar por operaciones en las que se corra un nivel de riesgo bajo.
Parámetros en los que se basa cada perfil
Así, para poder determinar el tipo de inversor que somos, debemos tener en cuenta determinados parámetros. Estos son:
- Tipo de rentabilidad que esperamos conseguir. En las inversiones, hay que tener claro que la rentabilidad va de la mano con el riesgo. Por lo tanto, cuanta mayor rentabilidad nos aporte una inversión, más riesgo va a conllevar.
- Nivel de riesgo que podemos asumir. Dependiendo de nuestro nivel económico y de la aversión al riesgo que tengamos, podremos establecer el nivel de riesgo que vamos a asumir.
- Tiempo en el que esperamos realizar las inversiones. Este punto es muy importante también porque dependiendo del tiempo y de la constancia que estemos dispuestos a manejar, seremos un tipo de inversor u otro.
Por supuesto, además de estos parámetros, tenemos que tener en cuenta también nuestras propias limitaciones económicas. Este aspecto sin duda es fundamental para sacar adelante nuestras inversiones. No será lo mismo si disponemos de una cantidad elevada de capital destinado a las inversiones, que si apenas tenemos dinero para ello.