En esta época en que nos ha tocado vivir tod@s estamos siendo testigos y protagonistas, al mismo tiempo, de un momento histórico caracterizado por una profunda crisis, tanto económica como social y también, hay que decirlo, de valores. Una crisis que está afectando de forma dramática, en la mayoría de los casos, a nuestra forma de vivir. De una forma u otra, nuestro entorno y nosotros mismos estamos padeciendo las consecuencias de una crisis provocada por la irresponsabilidad y la codicia.
He mencionado al principio la crisis de valores. Esta crisis de valores se manifiesta, entre otras formas, en el hecho de .que nuestra sociedad anteponga el principio del beneficio económico ante cualquier otra consideración. Esta elevación del principio del beneficio económico a los altares de nuestra sociedad contemplándolo como totalmente legal, encierra otro drama: Lo legal nunca es delictivo, aún cuando pueda ser socialmente condenable; en definitiva, la supeditación del orden social al orden económico. En este orden, lo que nos caracteriza como humanos y como sujetos racionales queda reducido a mera categoría económica.
Hablemos pues de números. Utilicémoslos, y quizás obtengamos unas pinceladas de realidad que nos ayuden a comprender un poco mejor esta situación histórica y de crisis a la que he hecho mención anteriormente.
Si acudimos a los indicadores económicos más recientes veremos que el tipo medio de euribor a un año, referencia utilizada para establecer los tipos de interés de los préstamos con garantía hiportecaria, ha vuelto a subir en el mes de abril, situándose en el 2,09% sobre el 1,92% del mes de marzo. Un nuevo golpe a la mayoría de las economías domésticas que tiene que hacer frente a unos préstamos cada vez más caros con unos sueldos cada vez con menor poder adquisitivo. Por otro lado, la financiación a empresas y a las familias continúa cayendo (-1,5% en abril). La inflación ha vuelto a aumentar en el mes de abril, básicamente empujada por dos sectores que afectan de forma directa al consumidor español: el precio de los productos energéticos y el precio de los alimentos. Respecto al desempleo, la cifra oficial indica que estamos rozando los cinco millones de parados (21,3%), que en abril ha aumentado en 256.600 personas. El desempleo juvenil se sitúa en el 45%.
Pero hay también otros números, otras cifras que nos indican que mientras el paro alcanza cifras históricas, otros acumulan importantes beneficios económicos. Si consultamos los últimos datos estadísticos publicados por Bolsas y Mercados Españoles (BME) podremos acceder a la otra cara de la moneda, el de aquellas empresas que, mientras hacen oídos sordos a las demandas salariales de sus trabajadores o abogan por la reforma de las pensiones rebajando las prestaciones económicas y alargando la vida laboral, obtienen una nada desdeñable rentabilidad.
Según estos datos de BME, las sociedades que cotizan en el Ibex obtuvieron en 2010 un beneficio neto de 49.925,66 millones de euros, un 22% más que en 2009 y rozando el máximo histórico del año 2007, cuando los beneficios netos se situaron en los 53.589 millones de euros. Estas compañías obtuvieron un beneficio neto medio por trabajador de 46.000 euros. Red Eléctrica cerró el año con un beneficio neto por empleado de 231.024 euros, Iberdrola Renovables obtuvo un beneficio neto por empleado de 177.837 euros, Endesa obtuvo 156.800 euros, y Repsol obtuvo un beneficio neto por trabajador de 114.110 euros. Pero hay algo más, los más altos directivos de las empresas del Ibex percibieron, en 2010, salarios medios de 1,015 millones; el salario medio de los trabajadores españoles se sitúa en torno a los 20.000 euros anuales. Pero hay más todavía, los dividendos en acciones, con que se retribuye a algunos directivos y a accionistas, no conllevan el pago de impuestos. Iberdrola, Santander, BBVA y Popular utilizaron ésta fórmula por un valor superior a los 4.000 millones de euros, lo que implica que dejaron de ingresar en la cuentas públicas más de 750 millones de euros.
Lo dicho antes: lo legal nunca es delictivo, aún cuando pueda ser socialmente condenable.