La semana pasada estuvo preñada de noticias económicas. El jueves se aprobaron los Presupuestos Generales del Estado en Consejo de Ministros y se explicaron sucintamente en la rueda de prensa posterior, el viernes se presentó en rueda de prensa el esperadísimo informe de la auditora Oliver Wyman sobre las necesidades de recapitalización de la banca española (es decir, de las cajas) y el sábado se presentaron, de nuevo y en “extended version”, los Presupuestos Generales del Estado.
Seguir estos acontecimientos me genera un estado de ansiedad fuera de lo común y eso que economista. La razón es que siempre se me queda la sensación de que me están colando un gol. Entiendo que la ciudadanía de a pie tiene sobradas razones para tragarse cualquier trola que los responsables de explicar las cosas quieran soltarnos. Mucho más fácil. ¿Que Montoro dice que son los Presupuestos para que España vuelva a ser un socio fiable? Pues serán. ¿Que dicen Jiménez Latorre y Restoy que el informe va a dejar la banca española limpia como una patena y resistente como el cristal de Duralex? Nos alegramos.
Pero quienes tratamos de escudriñar en el más allá de las cifras y las letras nos encontramos con una tarea titánica. Ya sobre la marcha, mientras hablaban Jiménez Latorre y Restoy, se desveló que había alguna anomalía en la tabla de las necesidades/excesos de cada uno de los 14 bancos analizados. Resulta que Santander y BBVA tendrían un exceso mayor de capital en el peor escenario que en el mejor. ¿Y eso?
Pues, en cristiano, porque las exigencias de capital que miden la fortaleza de una entidad (el capital core Tier1) eran menos restrictivas en el peor de los casos que en el mejor: 9% en el escenario base y 6% en el adverso. ¿Por qué no exigir la misma calidad de capital? Porque si se exigiera un 6% en ambos casos en el escenario base casi ningún banco necesitaría ayuda y si se supusiera un 9%, en el escenario adverso las necesidades de la capitalización de la banca sería muchísimo más alta, doblando holgadamente los 60 mil millones de euros apuntados por Oliver Wyman. Así que se ha empleado ese requisito a conveniencia. Una barbaridad.
No entro más allá. Pero obviamente me pregunto cuántos requisitos más se han manipulado y maquillado, el porqué lo intuyo. Decía Pedro Schwartz, que no es un ignorante ni emite juicios a botepronto, que se trata de un análisis exhaustivo, el número de bancos es muy representativo, los datos son ingentes, el estudio cuidadoso y los resultados muy satisfactorios. Bueno, en parte es cierto. Ha sido un trabajo descomunal. Lo que no tengo tan claro es que este informe pretendiera ser lo que nos han vendido. Creo que trataba simplemente de cubrir un expediente. Reunidos representantes del Banco de España, el Ministerio de Economía y Competitividad, la European Banking Authority, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, que son quienes componen el Comité de Expertos que han monitorizado de cerca la metodología y los resultados, y ayudados por otros componentes de las mismas instituciones, que componían el Comité Estratégico, el resultado es el previsible.
¿Alguien imagina que Luis de Guindos podría sorprenderse del resultado de un informe en el que hay miembros de su ministerio vigilando, aconsejando y supervisando el qué y el cómo?
Así que, esperando que esto sea la antesala del rescate y que se haya pactado una horita corta para los sufridos paganinis españoles, solamente me queda dar mi valoración: todo va bien, pásame la botella de ron, Miguelito.