En la actualidad, se estima que uno de cada cuatro españoles está valorando la posibilidad de comprar una casa durante los próximos cuatro años. No obstante, la mayoría de futuros propietarios no pueden hacer frente al pago de una vivienda al contado por lo que no tienen otra alternativa que recurrir a un préstamo hipotecario. Pero, ¿hasta qué punto es accesible? Este producto financiero no está al alcance de todos debido a sus requisitos de aprobación. A pesar de que cada banco cuenta con una política específica, desde el simulador de hipotecas Rastreator destacan unas condiciones comunes en todos los supuestos. Por un lado, el solicitante debe contar con ahorros y un buen salario. Por otro, también tienen que demostrar que cuentan con una situación laboral estable.
La importancia de los ahorros
Prácticamente todos los bancos financian como máximo el 80% del precio del inmueble. Esto significa que para obtener la aprobación al futuro propietario debe abonar necesariamente el 20% restante. No obstante, hay que tener en cuenta que la cantidad a pagar con la formalización de una hipoteca es superior. A este importe hay que sumar una cuota de aproximadamente el 10% en concepto de los gastos indirectos. Éstos pueden incluir los honorarios del notario, el registrador o los impuestos.
Aunque a priori pueda parecer una cuantía relativamente asequible, en realidad si tenemos en cuenta los precios del mercado, para la mayoría de personas se traduce en un pago inasumible. Por ejemplo, una vivienda con un precio de venta de 200.000 euros obtendrá financiación, como máximo de 160.000. Por lo tanto, el comprador deberá abonar 40.000 euros más, aproximadamente, 20.000 euros adicionales para cubrir los gastos que se generen de la transacción.
En la actualidad, alcanzar este umbral de ahorro no resulta nada fácil. El Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que tan sólo el 41,1% de las familias españolas logra ahorrar cada mes. La mayoría, sin embargo (un 43,2%) finaliza el mes sin haber podido ahorrar. Lógicamente, este segmento de la población se encuentra con un verdadero hándicap a la hora de poder acceder a un préstamo hipotecario. Cabe señalar que, aunque no es lo común, también existen entidades bancarias que ofrecen hipotecas cubriendo el 90% o, incluso, el 100% del precio de venta. No obstante, para que este tipo de contratos tengan validez el solicitante debe superar algunos requisitos. Por ejemplo, debe contar con un perfil económico solvente y, en muchos casos, muy bueno. Sólo así, a partir de esta garantía, es posible contrarrestar la falta de liquidez.
La cantidad que se cobra cada mes, en el punto de mira
El rango salarial constituye uno de los factores más importantes para valorar la viabilidad del contrato. La mayoría de entidades exigen que, como mínimo, los ingresos netos percibidos tripliquen el importe de las cuotas mensuales de la hipoteca. Según revela el INE, las hipotecas que se conceden en nuestro país tienen un importe promedio de 143.831 euros y su plazo de devolución medio es de 25 años. Por otro lado, el interés fijo promedio se sitúa en un 1,50%, lo cual genera unas cuotas periódicas de 575,23 euros. Tomando como referencia esta cuota, el futuro propietario debería ingresar unos ingresos netos de, al menos, 1.725,69 euros, una cifra que se aleja bastante del salario promedio situado en 1.540,82 euros mensuales brutos.
La principal consecuencia que se deriva de este tipo de circunstancias es la solicitud de una hipoteca a través de dos o más titulares. Al no disponer de las garantías exigibles a título individual, muchas personas optan por iniciar el proceso de solicitud en conjunto con sus parejas, algún familiar o conocido. Aunque en estos supuestos el banco debe hacer una valoración, las probabilidades de que el préstamo sea concedido son mayores cuando hay más de un titular.
Tal y como recomiendan desde el simulador de hipotecas Rastreator, para obtener cuotas reducidas, es importante prestar atención al tipo de interés y seleccionar a la entidad que proporcione unas condiciones más asequibles.
La estabilidad laboral, un factor imprescindible
El tercer factor decisivo es el grado de estabilidad laboral que posee el futuro propietario. Las hipotecas responden a modelos contractuales cuya vigencia suele extenderse varias décadas (en la mayoría de los casos, el periodo de amortización dura entre veinte y treinta años). Para poder aprobar la solicitud de un préstamo hipotecario, los bancos deben contar con la garantía de que el cliente podrá afrontar el pago de las cuotas durante un período de tiempo prolongado.
En el contexto de un trabajador por cuenta ajena, esto se traduce en la posesión de un contrato de trabajo indefinido que, además, cuente con una antigüedad de, por lo menos, medio año. Los trabajadores por cuenta propia deben ser capaces de demostrar que sus modelos de negocio son estables y que se han mantenido en activo durante varios años generando beneficios suficientes.