¿Adiós a los depósitos de alta rentabilidad?

El inversor particular con un perfil de riesgo conservador tiene en los depósitos, también conocidos como IPF (imposiciones a plazo fijo),  su mejor vehículo de inversión.

Un depósito a plazo fijo no es otra cosa que un producto financiero de ahorro que consiste en depositar una cantidad de dinero, que se invierte a un plazo cierto (meses o años), con una rentabilidad conocida (los intereses) y con una seguridad muy alta.

Aparte del respaldo de la propia entidad financiera, los depósitos están garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que asegura hasta 100.000 euros por entidad y titular.

Por tanto, una buena rentabilidad de este tipo de producto es la forma más fácil y segura de rentabilizar los ahorros de una familia, ideal para personas sin grandes conocimientos financieros, gente adversa al riesgo o personas mayores.

El Banco de España, el FMI y el Ministerio de Economía se oponen frontalmente a la guerra del pasivo, que no es otra cosa que ofrecer una rentabilidad por los depósitos por encima del beneficio que el banco o caja obtiene por este dinero captado.

Economía está preparando un Decreto Ley para ser aprobado en junio, que impondrá una aportación adicional al FGD a las entidades que remuneren los depósitos a 3 meses por encima del euribor a 3 meses + 150 puntos, o más 150 puntos para los depósitos a mayor plazo.

Actualmente a 3 meses hay depósitos que remuneran hasta al 4%, como el de Sa Nostra. Con la nueva normativa si supera el 2,8% aproximadamente, se verá penalizada la entidad.

A un año podemos obtener rentabilidades de depósitos online de hasta el 4,15% TAE (Depósito Bienvenida de OficinaDirecta); la nueva regulación lo limitará a un 3%.

Simplificando mucho, una entidad financiera capta pasivo (dinero en cuenta o depósitos) para transformarlo en activo (préstamos personales, hipotecas , leasing, etc). Si obtiene del pasivo a un coste más alto de lo que lo rentabiliza (ofrece una rentabilidad de los depósitos por encima de la rentabilidad de sus hipotecas y demás), podríamos decir que vende por debajo de su precio de coste.

Una empresa que vende sus bienes y servicios por debajo del coste de producirlos, a la larga quiebra. Por este motivo se habla del peligro de la guerra de depósitos.

Se da la particularidad de que muchas cajas de ahorro que compiten por el pasivo han tenido que solicitar dinero al FROB, fondo creado con el dinero de todos los contribuyentes. Y no es muy admisible que con el dinero de todos, inyectado a cajas que no han sabido gestionar su negocio, se remunere a los ahorradores.

Si una caja o banco deciden perder dinero como estrategia de captación de pasivo a corto plazo, que sea con su propio dinero, no con el de todos los ciudadanos.

Pau A. Monserrat

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