En el mundo de los fondos de inversión estamos viviendo una transformación más profunda de lo que parece. Si hasta hace poco bastaba con elegir entre un fondo de renta variable o uno de renta fija, hoy surgen tres grandes corrientes que están marcando el paso: la gestión Smart Beta, los fondos temáticos y los filtros ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza). Puede que suenen técnicos, pero lo que realmente te importa es cómo afectan a tu dinero y cómo puedes sacarles partido con claridad.
Hace unos años, muchos inversores pensaban en fondos como “verdaderas cajas cerradas”: meter el dinero, ver cómo crece o cae y esperar un retorno. Pero la realidad ha cambiado. Los inversores ya no solo quieren rentabilidad, también piden claridad en los costes, en la transparencia, en los valores detrás de su inversión. Y por eso surge el auge de los fondos con nuevas fórmulas. Por ejemplo, ya en España la proporción de activos en gestión pasiva o semipasiva (como los fondos indexados y los ETFs) alcanzó un 35,9 % del total en 2025, lo que evidencia un claro giro hacia modelos más eficientes.
Cómo se construyen las nuevas estrategias de fondos
La gestión Smart Beta parte de la idea de “mejorar” la réplica de un índice básico al aplicar filtros adicionales, como rentabilidad, calidad, volatilidad, sin dejar de tener costes lo más bajos posible. Es un punto intermedio entre la réplica pura y la gestión activa tradicional. Los fondos temáticos, por su parte, seleccionan empresas o activos en torno a tendencias específicas, como ciudades inteligentes, envejecimiento de la población, energía verde, lo que permite al inversor “apostar” por el futuro de forma más directa. Y luego están los fondos ESG, que integran criterios ambientales, sociales y de gobernanza como parte central[…]Leer noticia completa en la fuente original















