En Wall Street, como en Londres, la primera regla que enseñan a los traders es «No te resistas a la Fed». Es decir, olvídate de apostar en contra de FED: no hay un hedge fund, broker o banco que ha sido capaz de mover el mercado en el sentido contrario a las directrices de la política monetaria del banco central de EE.UU. Del BCE, por otro lado, el mercado nunca se ha preocupado demasiado. Por lo menos hasta ahora.
Lo que está sucediendo en los mercados – desde el rally de los bonos del Estado hasta la volatilidad de los mercados de valores – sólo tiene una explicación: para los grandes inversores apostar en contra la BCE se ha convertido en algo tan arriesgado como hacerlo en contra de Washington. Y justo cuando nadie duda de que la FED se encamina hacia un endurecimiento de la política monetaria para regular la recuperación de la economía estadounidense – y el fuerte aumento del dólar en las últimas sesiones lo confirma – ya no hay un solo operador del mercado, un economista o un analista financiero que manifieste escepticismo sobre la determinación del Banco Central Europeo a «utilizar todos los medios disponibles» para detener la espiral de deflación y decrecimiento económico.
De Draghi, en definitiva, el mercado espera, con razonable certeza, no sólo un apoyo con inyección de liquidez en el sistema financiero, sino también fuertes medidas de cumplimiento a la evolución negativa de los precios al consumidor en la zona euro, ahora anclados en una tasa media de crecimiento modesto de 0.5% en comparación con una tasa de referencia de al menos un 2%: la deflación, en mercados como por el BCE, significa beneficios más bajos para las empresas, y sobre todo obstáculo a la recuperación económica y los intentos de reducir la montaña de deuda que aún se apoya en los anillos más débiles de la zona Euro, Italia y España por arriba.
¿Cuál es la conclusión? Los mercados ya dan por hecho nuevas medidas de estímulo monetario robustas en Europa a partir de septiembre y octubre, como mencionado en el Forex Day de Madrid el mes de Junio. Desde esa afirmaciòn que se explica la carrera extraordinaria de los rendimientos de los títulos públicos, que en el caso específico de Italia y España presentan spread y tasas que, necesariamente, piden una estabilización de la deuda publica de manera sostenible: en ausencia de crecimiento económico, la inflación se mantiene como unica medida para llegar a la meta.
Si todo esto explica la evolución de los tipos de interés en la periferia de la zona euro, nada o nadie justifica la competencia la baja de los rendimientos alemanes del Bund a diez años que ha alcanzado el nivel más bajo desde el 1989. Y esto sin duda no es una buena señal: la propensión a asumir riesgos por el BTP y los Bonos no se puede combinar con la seguridad ofrecida por el Bund. Hay quien dice que este tipo de bipolaridad de los mercados se relaciona con las ansiedades y los temores salidos con la crisis en Ucrania y las nuevas sanciones que Europa y los Estados Unidos acaban de poner en contra de Rusia: por un lado, el mercado se aprovecha de la liquidez del BCE para invertir en títulos públicos con mayores rendimientos, pero por otro lado se cubre los hombros comprando el título más seguro y por lo tanto menos rentables en el mercado. Está claro que esta tendencia no durará mucho tiempo: en el orden natural de los mercados, o las tasas de interés alemanas subirán o los spreads tendran que ir a la alza.
La confusión es enorme. Y aunque habrá muchas mas medidas por parte del BCE, el riesgo de cambios repentinos sobre las economías más débiles está creciendo cada día. Dejar las reformas, retrasar el aplazamiento de las medidas para el crecimiento y la adecuarse sobre la liquidez de un QE europeo es el mayor riesgo que se mantiene sobre Europa.
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