Las noticias de estos días mucho hablan del cambio en el sistema de pensiones y jubilaciones apuntalado a una modificación en la edad límite de piso para adquirir esta condición social.
Parece ser que todo apunta a que en España uno requiera tener al menos 69 años para lograr cobrar una pensión en el futuro. Es decir que, para lograr lo que nuestros abuelos lograron gracias a su esfuerzo, nos llevará algunos años más de los que venían siendo.
Es de entenderse que la actual situación de crisis ha afectado y sacado a la luz la insostenibilidad del sistema de pensiones. El pedido ya está hecho, Unespa solicitó la modificación del sistema de pensiones en el que no sólo se modifiquen los aspectos técnicos, sino también los referidos al mercado laboral o el gasto social.
En España, se plantea ampliar progresivamente y a partir de 2013, de los 65 a los 67/69 años la edad legal de retiro laboral, además de incrementar el periodo de la vida laboral para la cuantía de la pensión fijado en 15 años. De esta manera, en el año 2025 habrá que seguir trabajando durante dos años más para poder percibir el 100% de la prestación.
España no es el único país europeo que estudia alargar la vida laboral. Alemania y Grecia también lo han hecho, mientras Francia e Italia están pendientes de una reforma de calado.
Vemos que las cuentas de la Seguridad Social cerraron el ejercicio 2009 con un superávit de 8.501,83 millones de euros, mostrando una caída del 40% en comparación con los 14.428 millones de saldo positivo registrado en 2008.
Los 8.501,83 millones de euros de 2009 representan el 0,81% del PIB, según ha informado el Ministerio de Trabajo e Inmigración. Pero el descenso sigue en pie, y por ello se buscará retrasar la edad legal de jubilación teniendo así, más perspectivas a futuro en los gastos e ingresos del sistema de pensiones.
De continuarse con esta tendencia, el sistema de pensiones presentará un déficit estructural a partir de 2020, con un Fondo de Reserva que se agotará progresivamente en los siguientes ocho años.
¿Tiempo hasta 2028? Así parecería como lo mencionamos anteriormente, pero la realidad es otra, dado que el aumento demográfico es menor a la tasa de nuevos jubilados, por ende, cada vez será mayor el dinero necesario para sustentar a nuestros abuelos. Sin embargo, las medidas deben aparecer antes de una crisis, para prevenirla, sabiendo que la deuda del sistema de pensiones podría alcanzar el 96% del PIB hacia mediados del siglo XXI.
Retrasar la edad de jubilación permitiría incrementar el número de años cotizados y reducir los años de cobro de la pensión, consiguiendo mayores ingresos y menores gastos. A su vez, la inclusión de un sistema “mixto diferido“, integrado por un seguro de capitalización individual podría cubrir las pensiones de jubilación hasta edades avanzadas.
Todo cambio y modificación tiene beneficiados y perjudicados. En este caso, los profesionales, especialmente los más cualificados, se verán menos afectados por el retraso de la edad de jubilación por su menor riesgo de expulsión del mercado laboral.
Lamentablemente, los trabajadores manuales cualificados y no cualificados tenderán a salir tempranamente del mercado laboral, con una alta tasa de posibilidades de desempleo e incapacidad durante la fase final de sus carreras.
A pesar de todo ello, mantener el poder adquisitivo de las pensiones es la lógica que cabe aplicar, y en consecuencia, la reforma sería aceptablemente válidad.