A finales de julio pasado la ciudad estadounidense de Detroit, la cuna de la industria automotriz del país, se declaraba en quiebra. Se convertía así en la mayor ciudad norteamericana en declararse en bancarrota en la historia del país de las barras y las estrellas. Una ciudad insolvente cuya crisis comenzó ya en los años 50 cuando perdió la mitad de su población por la avalancha de crímenes y que ahora se ha recrudecido.
Hoy se ha conocido que Detroit recibirá ayuda federal de 300 millones de dólares para hacer frente a esta crisis. Un dinero que sale de un fondo de programas al que tienen acceso todas las ciudades del país y que ayudará a remodelar el transporte y demoler casas e impulsar los servicios municipales, que en estos momentos viven una situación desesperada. Tanto es así que no funciona el 40% del alumbrado público en toda la ciudad.
De esos 300 millones, la mitad irán destinados a pagar la demolición de viviendas deterioradas y abandonadas (son miles y miles las personas que se marcharon de Detroit cuando se declaró en quiebra, que se suman a los miles que ya se habían marchado antes). Del resto de la ayuda, 140 millones se destinarán al transporte con la renovación de los autobuses urbanos y la creación de un nuevo sistema de transporte regional.
Por otro lado, 30 millones irán a la seguridad pública para contratar 150 bomberos y comprar equipos necesarios y 3 millones para reforzar a la policía.
Pero, ¿qué pueden hacer estos 300 millones de dólares en una ciudad cuya bancarrota señala un pasivo de 18.000 millones de dólares? En estos momentos Detroit está casi a oscuras, con los servicios médicos de urgencias y los bomberos con muy escaso personal y que no dan abasto para atender a todas las llamadas.
Muchos aseguran que la quiebra de Detroit es el resultado de décadas de mala planificación financiera. Una derrota total y un auténtico fracaso de una ciudad que desde 1980 fue quedándose carente de servicios públicos. Una situación así, por tanto, parecía inminente que apareciera. Ahora llega la ayuda federal, 300 millones de dólares que a buen seguro darán que hablar en los próximos días.